Hablemos de Carnivale, de Daniel Knauf (temporada 2 // 2005)

¡Buenos días! Después de hablar de la primera temporada de esta grandiosa serie (cuya reseña podéis leer pinchando aquí), hoy vamos con la segunda y, por desgracia, última temporada. Vamos a ello.


    La segunda temporada, de la misma longitud que la primera, nos ofrece la conclusión de esta maravilla del terror. Sin embargo, hay que comentar un aspecto que me resulta muy importante: esta serie fue cancelada. No os preocupéis, tiene final, pero esto fue un hecho crucial para el desarrollo de la serie, principalmente para esta segunda temporada. Esto lo iremos notando a lo largo de la reseña en ciertos puntos que en la primera no se daban y en el final, que luego hablaremos de él. Es un punto que me parece importante que conozcáis para que juzguéis en consecuencia, pues no es lo mismo terminar una serie según tu lo planeaste que tener que condensar en una temporada cosas que ibas a contar en más. Es unas verdadera pena, porque esta serie es una obra de arte, pero es lo que hay. Una vez dicho esto, vamos a ello.

    Para empezar la historia va a aumentar de ritmo exponencialmente. Se acabo el juego de detectives de averiguar que ocurre. Tenía su punto y, en el fondo, se lo echa de menos, pero se acabó. A cambio tenemos un ritmo mucho más trepidante y bestial, una carrera contra reloj para que Justin y Ben consigan sus poderes al completo y puedan enfrentarse entre si. La búsqueda del misterioso Scadder por cada rincón de la onírica y decadente América que esta serie monta es genial, mientras, a su vez, vemos al padre Justin caer aun más profundo en el pozo de locura transitoria y aceptación de su propia oscuridad. Tiene, sin embargo, ciertas subtramas que se quedan cojas, como la de Lodz poseyendo a Ruth cuando duerme o la de Sophie, que se quedan colgando y sin solución y que empeoran el conjunto que, por lo general, es impecable. La trama principal, aún con algún bache y algún momento raro que hace avanzar la trama mucho de golpe, no se siente tan maltratada como las subtramas. No obstante, es bastante obvio que estaba planeada para más temporada, quedando abierta en ciertos puntos que pueden llegar a considerarse claves, aunque para también podría interpretarse (en especial el final) como una vuelta más de esa maldición cíclica sin fin del bien y el mal. Depende de como se vea, creo yo. 

    En cuanto a personajes pasa algo parecido a con la historia. Y es que obtendremos muchísmo desarrollo de Ben, Samson o Jonsy pero otras se nos quedaran colgando o avanzaran demasiado deprisa como para que terminemos de asimilarlas. Y es una pena, porque hay mucha química y momentos increíblemente poderosos de interacciones entre personajes, como el baño de alquitrán de Jonesy o cuando Felix le confiesa a Rita Sue que ha perdido todo apostando. Da muchas veces la sensación de que hay momentos que construyen para un clímax argumental que no termina de llegar, como la relación entre Ben y Sophie que nunca termina de llegar a nada (probablemente planteado como desarrollo de la relación entre el bien el mal que ambos personajes terminan por representar y que sería culminada en futuras temporadas que jamás llegaron). Tampoco es todo terrible, de hecho no hay nada realmente malo, solo se siente desaprovechado. Los personajes siguen teniendo la misma química y el carisma desbordante y hay muchos que si obtienen un viaje completo, como ya he comentado, con sus momentos emotivos o épicos que calzan muy bien con el ritmo más acelerado de esta temporada que, de nuevo, no el sienta nada mal.

Se decide el destino de todos.
     Y es que el ritmo es una verdadera maravilla. Mantiene en muchas ocasiones ese tono introspectivo y tranquilo, pero ahora es mucho más. También se nos resolverán grandes dudas que llevamos arrastrando desde la primera temporada, así como cliffhangers verdaderamente inesperados o momentos de luchas épicas muy originales, sin pasar por lo típico. De hecho, el último episodio es de infarto, con Ben matando a Justin a base de curar gente y el duelo final en el maizal, como la pesadilla del principio, con Justin talmente poseído por el mal y con ese árbol hondeando al viento. Es impresionante y épico y agobiante hasta la médula, mascas la tensión que se ha ido cuajando durante toda la primera temporada y que va surgiendo ne la segunda hasta estallar en los últimos episodios. Una clara mejoría.

    A todo esto se le suma que los actores están incluso mejores que en la primera, con más momentos estelares en los que luciese. Cuando Jonesy cura su cojera o cuando Sophie toma su decisión son momentos en los que vivimos en nuestras carnes las emociones de esos personajes. Y solo es por mencionar algunos, pues están todos gloriosamente bien actuados, todos con grandes momentos por los que los podremos recordar, llevando a cabo de manera impecable diálogos poderosísimos como el de Samson sobre porque los profetas mueren. Aunque, esta vez, está todo más igualado, destacando al glorioso Clancy Brown, que sigue comiéndose cada escena en la que sale.

    Y después está la dirección de esta temporada que, si en la primera en magnifica, aquí es magistral. Movimientos agitados y febriles, planos poderosos llenos de fuerza y simbolismo, una fotografía gloriosa llena de color y fuerza. Además de ser muy bonita y de tener una simetría muy cuidada que queda muy bien hasta con el tono y mensaje de luz contra oscuridad que tanto maneja la serie.

¡Para que me voy a ir al infierno si planeo traerlo aquí!


    Y eso que aún no hemos hablado del terror. Madre mía, que serie más terrorífica. Momentos oscuros y movidos, desde Scadder perdiendo el control hasta el final de la serie, el agobio del psicópata que hace máscaras mortuorias o la familia de engendros con la abuela ciega. Hay tantas referencias a cine de terror que abruma.

    La banda sonora, que se amolda siempre a la perfección con estos momentos y la cámara llena de primeros planos angustiosos de la hostia.  Si en la primera temporada sentíamos la larga sombra del mal, aquí ese mal se libra y crea un abanico de horrores de lo más variopinto, desde encontronazos con lo más parecido a la familia de La matanza de Texas (1974) o a la de La casa de los mil cadáveres (2002) hasta momentos de Las colinas tienen ojos (1977) o Los chicos del maíz (1984) en un despliegue de horror sobrenatural y realista entre mezclado en mil y una inspiraciones para helarnos la sangre a cualquier precio.


    Y, sin más, esto es Carnivale. Una serie impecable en todo que solo se ve leve,mente mancillada por una injusta cancelación que impide ciertos desarrollos y una gloriosa continuación con el regreso de Justin y  Sophie como el anticristo. Una pena, pero igualmente una serie que merece al pena sin duda alguna.

    PUNTUACIÓN: 💀💀💀💀💀 (sobresaliente)

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