Hablemos de Alien: el octavo pasajero, de Ridley Scott (1979)

Buenos, pues vamos con uno de los hitos del cine de horror y ciencia ficción, donde nadie puede oír tus gritos.

    Es complicado no conocer a estas alturas este hito del horror, aunque no por ello tengo menos ganas de reseñarla. Al fin y al cabo, esta cinta tranquilamente se cuela en mi top 10 de películas favoritas, por lo que siempre es un gusto hablar de ella. La de sentimientos de agobio, inseguridad y verdadero y puro pavor que esta película sigue siendo capaz de trasmitir a 40 años e su estreno es algo que ya debería de asegurarle el sobresaliente. pero como esto es un blog de reseñas hace falta extenderlo un poco más. Solo publico una a la semana, así que, que coño, vamos a intentar explayarnos.

    La historia es una mera historia de supervivencia en un lugar cerrado, eso no es que tenga realmente nada de especial. El como está llevada, por otro lado, es un tema aparte. La Nostromo, probablemente la nave espacial más incónica del mundo junto con el Halcón Milenario, es una pesadilla pasillera que se nos presenta con blancos tonos destacando lo aséptica de la misma y que poco a poco se va oscureciendo, llenándose de tubos y cables de apariencia incómodamente orgánica. Cada vez va pareciendo más una especie de truculento estómago biomecánico el cual se vuelve más laberíntico por momentos.

    Además, la falta de medios de nuestros personajes acrecentar esa sensación, sobretodo porque siempre tenemos la sensación de que quienes menos controlan ese entramado cada vez más vivo y malicioso son ellos. Por otro lado, el xenomorpho se siente muy cómodo entre todas esas sombras y giros cerrados que lo hacen sentir camuflado y con la situación bajo control, cazando a los desesperados tripulantes uno a uno.

    Los personajes nos llegarán al momento, desde los dos alivios cómicos (al principio al menos) hasta una serie de personajes duros y profesionales. Si nos fijamos, ninguno tiene un desarrollo especialmente potente o un carisma arrollador, pero su genial química entre ellos, unas actuaciones completamente insuperables por parte de grandísimos actores del género (la última conversación con Ash es uno de los momentos más legendarios del cien sin lugar a dudas) y unas reacciones y personalidades muy humanas los vuelven tan creíbles y empatizables que realmente sufriremos con cada una de sus muertes y, sobretodo, con cada instante anterior.

¡Ven gatito, gatito gatito! ¡Ven!

    La atmósfera de esta película es, verdaderamente, algo superior. No es solo el entorno pasillero y la delgada linea entre lo biológico y lo mecánico, estética compartida con el alien malignamente diseñado por H.R Giger y que, pro extensión, inunda de un sentimiento de hostilidad constante a la nave. Es también una dirección sublime que apenas nos muestra nada y que tiende a centrarse más en el fondo que en los personajes, haciéndonos dudar y emparanoiarnos mientras nos fijamos en todos lo pequeños detalles y minucias. No es que ocurra muchas veces, pero dos o tres nos darán el susto con el monstruo que llevaba escondido todo el rato o algún otro inoportuno inconveniente. Además, Scott sabe realzar mucho el sufrimiento de los personajes, utilizando su habilidosa mano detrás de las cámaras para ensalzar la gran labor de los actores.

    Moverse en el gargantuesco traje del xenomorpho no debía de ser fácil, así que Scott rara vez lo muestra entero y, cuando toca, es una especie de espectro hambriento de movimiento casi digno de película clásica de Drácula, un horror indescriptible que no parece nada que hallamos visto jamás y que, sin correr, siempre te ronda, siempre te acecha y siempre está detrás tuya. No sentía una indefensión tan grande viendo una película en años, ni siquiera el glorioso Michael Myers fue capaz de emular con tanto acierto ese horror tan visceral de estar atrapado con la bestia.

    Si mezclas todo eso con la grandiosa BSO de Jerry Goldsmtih que crea una serie de tonos sutiles que se te van colando sin que des cuenta en el cerebro hasta estallar en verdaderas montaña de tensión, lo que te queda es una combinación explosiva.

    Para más ejemplo, la mejor escena de la película.

    Aun así, eso no hace una obra maestra, ¿verdad? Hasta ahora os he habaldo d euna buena pelicula,de una muy buena película de hecho. Pero, tanto como sobresaliente? No, aun no. Y eso es debido a que lo que hace especial a Alien es algo muy especial. Para mi, su terror radica en su violencia. Más bien en el tipo de violencia que utiliza. El xenomorpho no es simplemente un monstruo que los vaya cazando uno a uno, que también, es algo más. Su brutalismo tiene un tinte de caracter sexual que lo hace sentir retorcido, incorrecto a un profundo nivel moral. Como bien dijo una vez el analista Quetzal “Alien va de violaciones”. Es una manera un poco humorística de resumirlo pero, en esencia, si. Yo lo perfilaría diciendo que, más que de violaciones, va del concepto de las mismas. El xenomorpho no es ningún violador del espacio, pero si que hace sentir cosas similares. El facehugger agarrado del que no puedes apartarte sin morir porque te asfixia (con su boca con forma nada casual de vagina, violando la cara del pobre desgraciado que capture). Después, el xenomorpho pasa a ser una especie de parásito estomacal bestial, grotesco como pocas cosas he visto yo en el cine, una cosa con forma de pene (de nuevo, nada casual que chilla y se retuerce, lleno de sangre. Una especie de bebe no deseado nacido de parto salvaje y deslamado. Lo vais pillando, ¿eh? Pues esperad, que hay mucho más.

    Cuando el xenomorpho llega a su etapa adulta, manteniendo su cabeza con forma de falo y unas formas sinuosas casi femeninas (con caderas y pelvis marcadas) que lo vuelven una especie de horror andrógino aun más grotesco y vomitivo. Pero fijaos como caza. Sale de las sombras y los caza, babeándolos incesantemente, entre gritos. Muchas veces, se toma su tiempo, degustando el miedo antes de acabar con ellos. En bastantes ocasiones, con un innuendo sexual muy marcado, usando la cola como una especie de caricia letal (más referencias fálicas). Es todo una violación constante, que como colofón tiene que te mata con la lengua, como si te diera un beso. no es por tanto casualidad que el climax de la cinta ocurra con Ripley casi desnuda, lo cual aparte de acrecentar su indefensión no hace más que reforzar le concepto de la violación.

    El xenomorpho es un monstruo abyecto que los logra cazarlos porque él carece de sentimientos. El resto de la tripulación va cayendo por pecar de algo: soberbia, curiosidad, miedo,... el alien no tiene nada eso. De hecho, el único miembro de la tripulación que muere por manos que no sean las del alien es Ash, el robot sin sentimientos.

No tenéis ninguna posibilidad pero...contáis con mi simpatía.

    En definitiva, tenéis que ver esta película. Me da igual que ya la hayáis visto, esta es tan buena escusa como cualquier otra para sufrir esta cinta donde todo, desde guión a actores, pasando por trasfondo y dirección y banda sonora encaja para otorgarnos eso que algunas raras veces se nos da: una obra maestra, inalterada por el tiempo y magnífica, de esas que crean nicho.

    No me culpéis, lo admiro por lo que es.

    PUNTUACIÓN: 💀💀💀💀💀 (sobresaliente)