Hablemos de Yokai Monsters: Spook Warfare, de Yoshiyuki Kuroda (1968)

¡Buenos días de nuevo! Hoy vamos con la secuela de Yokai Monsters: 100 monsters, (cuya reseña podéis leer pinchando aquí), la segunda de la trilogía Yokai Monsters. Vamos a ello, ¿no?


    Bueno, si recordáis, la primera me gustó. No era la gran cosa, pero si una historia del Japón feudal con su mitología muy enraizada y su terror bien medido junto a cosillas para rebajar el tono que la volvían una cinta rara pero guay. Bien, pues más o menos con esas espectativas llegué a esta cinta. Quiero que lo tengáis en cuenta porque, cuando os digo que esta cinta es un puto desastre de principio a fin, os estoy diciendo la verdad.

    Lo primero que vi de esta película es que es del 68, el mismo año que la anterior. Eso me olió a chamusquina, que queréis que os diga. Sonaba a éxito y querer recolectar lo máximo posible aprovechando el tirón. Pero bueno, tampoco había visto nada, la portada se veía chula. Tampoco soy una persona dada a prejuzgar, así que la puse. Empieza con su banda sonora monstruosa y ominosa, como la primera. Me relajo, me acomodo y me dispongo a disfrutar de hora y pico de yokais.

    La cinta ya empieza rara, porque nos lleva a Babilonia, así tal cual. Después de que unos arqueólogos muy poco delicados (en una escena que me hizo muchísima gracia) desentierren un bastón en unas ruinas despiertan, según cuenta una profecía de la que no se comenta mucho más en la película, un antiguo monstruo, una especie de dios demoniaco con pinta de malo de super sentai surge y los mata. Acto seguido, se va volando. Un poco por los vientos alisios o alguna cosa así me imagino que acaba en Japón. Mata al señor de la zona y se queda con su cuerpo, comenzando a sembrar el mal. Hasta aquí raro, pero bien. Y ya entonces aparee el kappa y todo se termina de ir a la mierda.

    El kappa, el puto kappa. Hasta ahora, el diseño del malo me gustaba mucho. Si, igual un poco más super sentai que yokai y demasiado japonés para ser un bicho babilónico, pero molaba y yo de verdad que tampoco esperaba mucho más que eso. Además, sigue teniendo sus motivos menos japoneses, como esa especie de ¿alas? o ese bastón que no parecen para nada de las tierras de Edo y que tienen sentido por su historia. Pero es que resulta que los protas casi absolutos de esta película son los propios yokais, muy especialmente el cabezón con bastón de la anterior Y UN KAPPA DE LAS PELOTAS QUE ES LA MIERDA MÁS RIDÍCULA QUE HE VISTO YO EN MI VIDA. La mayoría de Yokais están bien hechos, muchos son directamente los de la cinta anterior, así que están guays. Incluso algunos nuevos tienen buena pinta. Incluso la chica que tiene una cara en el cogote, que sufre de falta de presupuesto, no está mal. PERO ESTA TORTUGA DE LOS HUEVOS ES RIDÍCULA A MÁS NO PODER. Además, todo lo que dice y hace es patético. Después de la escena de pelea más lamentable de la historia del cine, que haría a John Wick apoyarse en el Terminator mientras ambos vomitan, conocemos al resto de yokais.

    El conocerlos y darles personalidades, sobretodo personalidades tan basiconas, es terrible y arruina el concepto de los yokais. Pasan de ser espíritus movidos por unas fuerzas inentendibles para nosotros a unos bichos cualquiera, unos pokemons que hablan y molestan que te cagas. Rompen toda su magia por completo. En la anterior es cierto que se notaba que, más que nada, querían enseñártelos, pero eran fieles y respetuosos con el concepto de estas criaturas veneradas casi como dioses en el Japon de la época. Pertenecen a un folklore determinado y la cinta lo sabía. Esta no, destruyendo todo eso y volviendo a estas criaturas algo ridículo y desechable, unos personajes más es una cinta deficiente.

EL KAPPA DE LAS PELOTAS

    Y es que el tono esta enormemente dañado en esta cinta. A ver, al anterior no es que fuera la cinta de horror más angustiosa del mundo, pero entendía su concepto. Quiero decir, esa cabalgata gótica horrorosa del final es prueba obvia de ello. Si cambiaba a un tono más jovial era, o bien por alguna actuación un pelín rara que era minoría y probablemente fruto de la diferencia de actuación entre occidente y oriente, o era para representar la personalidad jugetona y traviesa que algunos de estos yokais tenían, siendo de nuevo fiel a la idea pero tomándose enserio a pesar de todo. Esta volatiliza por completo eso. Plagado de actuaciones verdaderamente atroces y ridículas a momentos, de conceptos estúpidos como que tengan una wikipedia de yokais o el monstruo que es un teletubbie de los huevos. La comedia aplasta, estorba a cualquier forma de terror y seriedad que esta pelicula pudiera albergar. ¿Os acordáis de Cazafantasmas(1984) ? Era comédica completamente, pero se tomaba enserio: el fantasma de la biblioteca, los perros del infierno, Gozel,...daba miedo si se lo proponía. Esta cinta se toma enserio, pero está constantemente poniéndose la zancadilla en una baile en el que no comprendo bien que coño quiere hacer, si ser graciosa o seria. Y se queda en un punto intermedio que no convence a nadie.

    Y es que los personajes de la anterior no eran la gran cosa, pero estos son terribles. Los de la anterior, por muy unidimensionales que fueran, podía comprenderlos, podía entender sus intenciones y porque hacían lo que hacían. Joder, en esta es imposible. Un dios babilónico va a Japón y comienza a sustituir gente para...bueno, para algo. ¿Para gobernar Japón? ¿El mundo? No se, nadie lo comenta. Los yokais están preocupados por su reputación, pero poco más. Nunca se comenta realmente que pretende o algo así, y él tampoco lo deja muy claro. Puntos como esos plagan la obra, volviendo unos personajes de por si poco interesantes en un absoluto tedio.

Voy a matar a un dios babilónico AHOGÁNDOLO CON MI CUELLO

    Y eso que aún no hemos hablado de la puñetera historia, porque madre mía. Es impresionante como una cinta de escasa hora y media puede hacerse repetitiva. Hay montón de conflictos secundarios y estupideces aleatorias que solo alargan el conflicto principal de manera artificiosa. No exagero cuando digo que la película duraría media hora cuarenta minutos sin relleno. Lo de los yokais quedando atrapados, lo de los niños que no tiene ninguna explicación ni justificación de porque lo hace porque no se queda con sus cuerpos sino que simplemente los encierra o los mata o no se. Mil tonterías que no hacen más que dar vueltas sin sentido.

    La banda sonora esta bien, muy inspirada en la de la primera, con los tonos disonantes y los lamentos de fondo. Quizás sea porque el conjunto lo oscurece todo, pero a mi me da la sensación de que aquí está menos trabajada y se le saca mucho menos partido a las situaciones con ella, en la anterior muchas veces tenía su protagonismo, pero no aquí.

    Además, no se que les ha pasado en la mesa de montaje, pero seguro que algo grave, porque menudo desastre. Tiene cada corte brusco que es de pecado, desde los teletransportes estúpidos de la tortuga del demonio hasta simples cortes de plano como en el que nos introducen a los protagonistas. Terrible, muy terrible.

    La dirección quizás es lo más salvable, tiene momentos poderosos o algo terroríficos, sobretodo muy al principio: muchos contrapicados y el uso de sangre para dar impacto, las referencias al cine de vampiros son obvias más allá del mordisco en el cuello. Se puede percibir un intento claro de hace al villano un ente más allá de nuestra realidad, un monstruo terrible y cuasi invencible de proporciones épicas (y no solo por esa forma final). Simplemente, son cosas muy tenues para resaltar en el conjunto.

Deimos el momillos

    En general, es una cinta paupérrima que creo que fue hecha con prisas, aprovechando al máximo el material de la anterior y que se escribió en dos tardes. Es una pena pero es lo que hay. Me he reído mucho viéndola, aunque al final se me hiciera pesada, pero ha sido por lo ridícula que es. Es una mala película y una terrible obra de terror de la que apenas salvo dos escenas. Una pena esta ridiculez.

PUNTUACIÓN: 💀 (mala)


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