Hablemos de The Void, de Steven Kostanski y Jeremy Gillespie (2016)

 ¡Buenos días! Hoy vengo a hablar de horrores lovecraftianos, sectas y serie B. ¿Mejor combinación? Imposible. Vamos a ello. 




    Si me conocéis, ya sabréis que, en esta casa, John Carpenter es ley. No en vano es, junto a Guillermo del Toro, mi director favorito. Su pericia con el tema del horror (y un poco el macarreo, para que engañarnos) me ganan siempre. por lo que, cuando me enteré hace unos años de que había una peli de serie B homenajeando el cine de Carpenter y que era bastante buena dije, joder, vamos a darle una oportunidad.

    Y madre mía que joyita.

    Para empezar, hay que entender que esta película es, con todas las letras de la palabra, un homenaje al cine de Carpenter. Usando sus propios elementos, pero un homenaje claro. Concretamente, a su obra magna: su trilogía del apocalipsis (cuyas reseñas tenéis en el blog, tanto de La Cosa, como de El príncipe de las tinieblas y En la boca del miedo). Tiene todos los elementos: personajes atrapados, horrores incomprensibles, antihéroes, gore bestial, efectos especiales prácticos,... solo le falta Kurt Russel

    La historia de la cinta es un gran misterio. Una secta encierra en un hospital a un grupo de gente aparentemente aleatoria, entre los que se encuentran unos locos de los cojones que tratando de matar a los de la secta porque los conocen y tal. También hay un yonki que medio que también y un policía acabado y una adolescente embarazada y un medico buena gente y, bueno, una hartá de cosas. Cual no será su suerte que, atrapados allí por la secta, comenzarán a surgir de las entrañas del sanatorio unos horrores indefinibles que los pondrán entre la espada y la pared. Historia sencilla basada principalmente en la supervivencia mientras tratan de resolver un misterio de unas proporciones cósmicas que les supera por mucho. Al igual que en el cine de Carpenter, no nos darán toda las respuestas, aunque es algo más claro que su inspiración. Al menos a priori porque, cuando quiere, mete unos giros a un plano mucho más onírico y lisérgico que el propio Carpenter no tomaba y que aporta muchísimo a esa atmósfera de insuperabilidad que se tiene al enfrentarse a horrores de más allá de las esferas del espacio y el tiempo.

    Esto último lo consigue gracias un montaje muy cuidado y concienzudo. Imágenes, casi subliminales, cruzando de repente a toda velocidad por tus ojos y que harán que os paséis un buen rato viendo triángulos negros por todos lados. Son un recurso inteligente que, junto a unas cuantas voces de fondo del antagonista (a través de teléfonos y cosas así) crean una paranoia brutal y deliciosa que nos hunde más y más en un infierno que cada vez comprendemos menos. Es un poco como ver un accidente de tráfico. Es horrible, hay sangre y fuego y ruido y pedazos de persona. Pasa muy rápido, es horripilante, no te da tiempo a procesar nada y, sin embargo, no puedes dejar de mirar. Esta cinta hace un trabajo buenísimo en meterte en su juego y no soltarte. Y, para una cinta que vive tantísimo de su ambientación, eso es un logro mayúsculo.

Abracitos no viene a dar me parece  mi

    Todo esto mezclado con un uso de las luces inteligente, en tonos azulados y, sobretodo verdosos, que dan un aspecto muy alienígena a todo. Todo parece muy asqueroso, casi infeccioso. Además, los tonos fríos nos alejan aún más a los protagonistas de ese lugar, como si estuvieran en un sitio donde no deberían estar (cosa que, de hecho, es el caso). Además, las escenas más violentas o de peligro más inminente se enmarcan en un rojo chillón que da una ansiedad que te cagas y que pega mucho con esas escenas más de acción y llenas de sangre y gore explícito que tan bien le sientan a la cinta. Esto se cumple siempre excepto en la escena final, cuando lo alienígena y lo incognoscible se antepone a todo lo demás (resaltando el uso de negros para evocar a ese espacio oscuro y frío como el mismísimo maestro de Providence hubiese imaginado)

    La guinda del pastel son unos efectos especiales tradicionales gloriosos. Todo está ahí, todo se puede tocar y le da una dimensión y una viveza a la película maravillosa, así como un puntito más de asco que solo algo que supura de verdad puede tener y un puntito cheesy de las serie B que Carpenter sabía arremeter con carisma inigualable en sus cintas. Monstruos horribles de paso bamboleante al más puro estilo de las criaturas de En la boca del miedo (1994), cabezas estalladas a pura fuerza bruta, tentáculos que se meten en la piel y te comen por dentro, personas medio digeridas, horrores no natos surgiendo como una hilera de viscosas tentáculos como en aquella escena de Species 2 (1998). Una delicia sanguinolenta de animatrónicos y maquillaje increiblemente bien conseguidos para el presupuesto de la cinta.

    Como en toda buena película de Carpenter, no podía faltar el peso a los personajes. Quizás aquí no consiga el carisma que suele imprimir el maestro del horror en los suyos, pero si logra que todos tengan una personalidad muy marcada que le da una caracterización perfecta y que nos hace reconocerlos al momento. Hay algo de desarrollo, aunque no mucho, y ciertos cambios un tanto abruptos que me convencen solo a medias por la sorpresa que dan. El protagonista siente conflictos interesantes y es de los mejorcitos actores de la cinta, pero le falta mucha carisma. Agradezco ese punto al más puro estilo de La cosa (1982) de los personajes emparanoiándose y atacándose y peleándose entre ellos sin prestar atención al verdadero gran enemigo. No consigue ese nivel de miedo que te enfría la piel y te cala hasta el hueso, pero sí que es un noble intento que le da cierto juego a esa buena caracterización de la que os hablaba y una capita más de profundidad al guión.

Ten hijos decían, será una experiencia que os cambie la vida, decían.

    Si a todo eso le unimos una banda sonora poderosa y ominosa que enmarca los momentos con pericia y un ritmo que no hace más que subir hasta dejarnos sin respiración, culminando en un final de lo más lovecraftiano y animal que te puedes echar a la cara pues, mira, te queda un peliculón.


    Si disfrutabais del cine de Carpenter, esta película lo imita con maestría, encontrando de por medio su propia identidad. Dejad de darle vueltas y vedla.

    PUNTUACIÓN: 💀💀💀💀 (muy buena)

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