Hablemos de Ghostland, de Pascal Laugier (2018)

¡Buenos días! Hoy os traigo la reseña de Ghostland el nuevo film del creador de Martyrs (2008), sello de calidad en esta casa.

    Bueno, tenemos por delante a una película que dio mucho que hablar. De hecho,, es poco probable que la hubiese visto si no hubiera sido por las extremadamente positivas críticas que se llevó. Y esto es debido a que la película es un home invasion, y yo no veo home invasion. Todos tenemos nuestros puntos sensibles y el mio es este. Me agobian, pero para mal, no disfruto estas películas, me resultan en exceso desagradables. Así que, tanto para lo bueno como para lo malo, tenéis que tener en cuenta que esta reseña esta muy influenciada (aun más si cabe) por mi subjetivismo. Una vez dicho eso, vamos al lío.

    Lo primero a destacar de esta película es el inmenso amor que profesa hacia el género de terror. Las constantes menciones de Lovecraft (con un cameo muy gracioso), el niño clavadito al de Los Chicos del maíz (1984), las muñecas malditas que podrían buscarse similitudes con decenas de películas, la monstruosa y terrorífica casa en el campo, los psicópatas a lo Lynch, la atmósfera de La Matanza de Texas (1974) o la familia Firefly de Rob Zombie,... y eso solo por mencionar lo evidente. Hay mucho amor y muchas horas de ver películas de horror detrás de esto y lo llena de cameos como una pequeña pero bonita oda de amor a aquellos que sepan donde mirar.

    Laugier sigue en su linea de films angustiosos, brutales y tristes. Esta vez nos ofrece un home invasion muy bien pensado con unos giros de guión que os romperán el culo. En vez de centrarse en la tensión (que ojo, tensión hay para dar y tomar) se centra en el trauma. Normalmente, de este tipo de pelis, vemos la acción, la tensión y las muertes, pero pocas veces nos enfrentamos al después, al trauma que suponen experiencias así. No se si lo sabíais (yo me enteré hará un par de días) pero hay ciertas experiencias extremas (una violación, sobrevivir a un asesinato pero un ser querido no,....) que pueden, literalmente, modificar nuestra personalidad. Es increíble los mecanismos del cerebro para defenderse de esas situaciones. A veces, la línea entre lo real y lo irreal ya no es que se difumine, si no que se intercambia. No es nada extraño encontrar gente que, tras una experiencia sumamente traumática, se encierran en si mismos . La película juega muy hábilmente con este concepto, al menos durante la mitad de la cinta, haciéndonos dudar de quien tiene la razón y de quien no, quien ve las cosas como son o si todo el mundo es quien dice ser.

    Por un lado esto es un punto positivo. Crea una incertidumbre enorme, una sensación de tensión creciente y angustiosa donde no sabes por donde van a salir los tiros. Quizás el mayor fallo a esto es que llega a hacer la película confusa, te hace dudar tanto de todo que llegas a dudar simplemente que estas viendo. Las pistas te zarandean de un lado a otro y, a veces, simplemente no sabes que camino seguir y te quedas con cara de oveja mirando la pantalla sin saber que hacer.


Real, no real...
    Si habéis sido avezados os habréis dado cuenta que he dicho que mantiene esto como la mitad de la película. Mas o menos en esta parte nos rebelan el pastel y la película pasa a ser un home invasión en toda regla. Es una pena porque, aunque era un juego confuso, era también un juego original. Al no llevarlo hasta el final se siente un descubrimiento abrupto y tenemos como cuarenta y cinco minutos de dos psicópatas tratando de violar y atrapar (no siempre en ese orden) a las dos pobres chicas protagonistas. No esta mal ejecutado, de hecho esta bastante bien, pero se siente manido y típico, sobretodo en comparación con la anterior parte.

    La dirección me ha resultado un tanto extraña. No mala, pero si con unas decisiones que no acabo de comprender. Esta llena de planos bonitos, de hecho toda composición parece estar montada para que la mayoría de frames parezcan cuadros macabros o perturbadores. Todo tiene una especie de belleza decadente y siniestra que, si bien creo que pega con el tema de la depravación y la hermosura que la obra toca a través de sus villanos, resulta a veces un pelín artificial.
Creo que, en un film tan psicológico como este, hacer más planos que se centrasen en la mente de la protagonista ( o de otros personajes , ya que estamos) o en explicarnos cosas habrían sido más útiles. Los hay, como cuando están maquillando a la prota o todas las muñecas se ponen a hablar a la vez al gigantón, pero son los menos. Aunque, al Cesar lo que es del Cesar, la pelea de la madre contra el psicópata travestido es una masterclass de dirigir una escena de acción buena en una película de terror.

    Como os digo, esta segunda parte no es mala. Es muy repetitiva, exageradamente mucho. Que si van a violarla y escena tensa y escapar golpeando al gordo y se salvan pero no, pero si, pero las intentan violar, escena tensa, salir golpeando al gordo y se salvan pero no, pero si,... Y en esto nos llevamos tres cuartos de hora.
Y, sin embargo, no es malo del todo. Los dos psicópatas (a los que cariñosamente llamo Fauna de Discoteca y la Reina del Baile) son dos muy buenos villanos. Con apenas dos o tres líneas de diálogo crean unos locos muy bien caracterizados, con un estilo muy referencial pero a la vez muy propio, explicando trasfondo de ellos con solo dos o tres frases y volviéndolos sumamente despreciables. Además, tanto ellos como las chicas o la madre de las mismas demuestran ser unas actrices y actores muy competentes, que da gusto ver sufrir. O más bien, todo lo contrario, vosotros me entendéis.

En la casa de Micky Mouse te divertirás.

    Abusa un  poco demasiado de los jumpscares, cosa que soy incapaz de entender teniendo en cuenta que con al atmósfera que crea no los necesita para crear tensión y horror durante toda la película. La incomodidad y la paranoia que genera esta cinta casi desde el minuto uno la vuelve una hora y media deliciosamente extenuante.

    Me ha faltado una banda sonora potente en esta película, me da mucho la sensación de que hubiera ganado con algo ambiental con toque de autor. La falta de música se nota a veces rara y, aunque entiendo que hay veces que las escenas hablan solas, no me aparece que el film salga especialmente beneficiado. A cambio, no hay momentos de ruido estridente para acompañar los jumpscares.

    Un último puto que me gustaría comentar y es un poco personal. Es el tema de usar la afición de la protagonista a escribir como algo malo, como un pretexto para explicar su regresión por el trauma y su huida del mundo real. Yo de verdad que entiendo que no es más que una herramienta narrativa, pero como  e usa incluso antes de que comience el desencadenante del trauma (que ya se que esa escena que vemos del antes no es exactamente el antes y no es del todo real, pero bueno) no puedo parar de darle vueltas al mensaje tan feo que lanza contra la escritura como medio de escapismo. De nuevo, entiendo que es solo una herramienta, pero no estoy seguro de si hay o no un mensaje tras ella y, si lo hay, no me gusta.

    En resumen, estamos ante un home invasión bien actuado y con una premisa interesante explorada a medias, una oda de amor al cine de terror con unos villanos de pesadilla y una historia llena de momentos descarnados.

PUNTUACIÓN: 💀💀💀

    Bueno, espero que os haya gustado la reseña y espero que me comentéis vuestras opiniones en los comentarios, asó como recomendaciones para próximas reseñas.
        
    Un saludo y hasta el próximo viernes.

    Y si vais por una carretera solitaria en medio del campo cuyo único sitio civilizado cercano os dicen que hay sueltos unos asesinos de familias y veis unos tipos sospechosos en una furgoneta de los helados, no me seáis imbéciles, huid como alma que lleva el diablo.


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