Hablemos de The Head Hunter, de Jordan Downey (2018)

¡Buenos días! Hoy vengo a enseñaros esta película cortita de fantasía oscura y deprimente y terror visceral. ¡Vamos a ello!

No me tiembla el pulso cuando os digo que esta película ha sido posible únicamente gracias a la estela independiente. El cine comercial, ni siquiera del de hace unos años, se habría atrevido a producir una película sobre un cazador de monstruos en un mundo cochambroso y terrible que es, en realidad, un viaje contemplativo y depresivo sobre la perdida de un ser querido. Esta película tiene un presupuesto mínimo y se le nota y, de algún modo, hace de eso su virtud, jugando muy bien con lo que enseña y no. Es increíble y voy a tratar de desgranárosla un poco.

Lo que más destaca de esta cinta a primera vista y que es, en mi opinión, uno de sus puntos más fuertes es su maravillosa ambientación. Es curioso que me cueste tantísimo comparárosla a algo, quizás algo entre el videojuego de Hellsblade: Senua´s Sacrifice y las novelas de Andrej Sapkowski. Y más cuando es una película que desprende un amor por el género brutal, plagada de referencias  a otras cintas, algunas como homenajes discretos y otras como claros alardes de festejar algo que en su momento caló hondo. No por ello la película carece de personalidad, más bien todo lo contrario. Esa armadura bestial, esa casa maloliente y pegajosa con las cabezas empaladas de decenas de monstruos, ese mundo solitario y boscoso, fría tundra. Es impresionante el trabajo puesto en este aspecto, con largos momentos donde solo acompañamos a este misterioso cazador en sus rutinas, como recoge huesos desgranándolos de la carne para hacer una especie de vomitivo mejunje curativo, como arregla su armadura tras los golpes, como recoge comida de las trampas que deja sueltas por el bosque. Llegamos a quedarnos con las rutinas de este hombre, entre las que se incluyen cazar monstruos siempre que el cuerno suene y, a veces, incluso cuando no lo hace.

La cinta no nos cuenta apenas nada, es parca en diálogos y la gran mayoría son Fuck, Father y Body, así que hay un misterio enorme alrededor de todo. Usa mucho una narrativa enormemente visual, como mostrarte el ostracismo al que se relega la ciudad tras impenetrables murallas que nuestro protagonista no puede más que mirar con desdén, como si se le negase la poca civilización que queda, y que solo se comunica con él a través de mensajes atados a flechas. Esas misteriosas criaturas, desde trolls, hombres lobo, brujas, goblins y un amplio surtido de aberraciones que no sabría definiros, que salen de alguna parte y que son un peligro constante para cualquiera que transite ese oscuro mundo. Se nos habla de al ciudad perdida de Radian, dejándonos caer algo pero muy por encima. Todo ese mundo es increiblemente atrayente porque nos cuentan lo justo para que nos interesemos pero poco más, cuando no simplemente dejar detalles por ahí sueltos para que el espectador conjeture. Es que hasta la casa te llena de ideas y preguntas sin respuesta tajante.

Las cabezas de los enemigos

El tema principal de esta película es la pérdida. Nuestro protagonista, este cazador más duro que el acero y que no el tiembla el pulso ante nada ni nadie, ha perdido a su hija, devorada por una horrenda criatura que se le escapó. Su hija o alguien que él trataba como tal, nunca se deja claro. No es solo ele sentimiento de culpabilidad, es más el vacío inexpresable que eso deja en uno, la soledad carnívora e insaciable que lo rodea todo y que tan bien plasma esta cinta. Esa casa solitaria, ese bosque neblinoso, las altas murallas de la ciudades, que su única compañía para montar un dialogo sean cadáveres, que cada vez que trate de dormir alguna desgracia le ocurre (cuando le atacan esa especie de goblins horribles, por ejemplo) o es entre sufrimiento horrendo (cuando esta herido y se unta el mejunje asqueroso) haciendo que no tenga descanso posible ni perdón para su alma (aparte del hecho de que alguien que casa a sus propios monstruos en soledad y que se cura cada vez con inmenso dolor hasta una aceptación completa es una parábola muy buena de superar una pérdida de cualquier tipo). Su tono depresivo que se interna hasta lo más hondo de la cinta, hasta sus colores grises y azulados y su banda sonora, escasa y melancólica. Esas escenas en las que compartimos junto a él ese dolor, esas heridas externas e internas y lo vivimos en ese silencio solo roto por gritos de agonía.

El viaje por el que nos llevará es más bien triste, sin finales bonitos ni esperanzas brillando en el ultimo momento. Esto es Abercrombie restregando por el barro a sus personajes, esto es Moorcock diciéndote que todo está perdido y la lucha es fútil, Lovecraft diciéndote que no somos más que motas de polvo en la inmensidad. Tiene un tono muy contemplativo para que te hagas con este personaje a través de lengua muy visual. Sus rutinas son interesantes dado su particular estilo de vida y nunca se volverá un viaje por el tedio como lo son otras películas muy contemplativas (como The Tree (2018)). La mayoría de batallas no las veremos, esto es dado por un tema de presupuesto y es muy obvio, no obstante esta manejado con tanta mano derecha que acabas por acostumbrarte: oiremos los gruñidos y el tañir de espadas y, después, sufriremos junto con él las consecuencias, obvias y más sutiles, del enfrentamiento. Para el final si que podremos ver la batalla en plena acción, aunque es más una lucha psicológica, luego llego a eso.

Siempre con el acero preparado.

Algo que me gustaría destacar de la cinta es sus actuaciones. Todo el peso de la cinta está llevado, en un 99%, por nuestro protagonista, el cual no tiene nombre por cierto. De hecho, creo que el único que tiene nombre es el caballo, que manda huevos. El tipo consigue llevar sin problemas el peso de toda la película, haciéndonos parecer que es fácil y todo. Y creedme, no lo es. Sin apenas diálogos, ha tenido que expresar todo en base a sus movimientos,a su expresión facial. Y es creíble constantemente. Vemos el dolor agónico reflejado en él, la desolación de su profunda mirada, el como está roto por dentro, el como, cuando toca llegar a la acción, le hierve la sangre y mata porque es eso lo que debe hacer. La violencia creo que por eso que es tan efectiva, o al menos en parte. A pesar de que no muestra la sangre añade la fuerza necesaria: esas expresiones, ese magistral uso de los sonidos que oímos, ese movimiento furtivo y depredador que tiene el cazador y que lo presenta como un guerrero nato, experimentado y siempre dispuesto a cazar.

Otro punto que me ha vuelto loquísimo es la utilización de efectos especiales, que son exclusivamente tradicionales, salvo un momento de cgi para una cosa muy secundaria. Las armaduras, las espadas, las picas, las cabezas, los monstruos, los cadáveres: todo esta ahí. Todo es palpable, todo es real y esta hecho a las mil maravillas. La armadura parece de metal, la espada pesa, los monstruos son crueles. Hay, de hecho, una sensación de trabajo manual en la cinta que la impregna por completo: desde las acciones del protagonista, como se hace todo. La película enseña poco pero, lo que enseña es bestial. Todo esto creo que se ve muy beneficiado por el uso principal de luz natural, que si bien entiendo que perfectamente pudo ser por razones de presupuesto, aquí le da un tono muy especial que fomenta todo esto que os comentaba.

La venganza es nuestra

El terror está muy presente, con esa fotografía que realza lo horrrible y gonorreico de esa ambientación, con esos monstruos de pesadilla y ese body horror digno de Cronenberg, con la carne retorciéndose, columnas vertebrales posee cadáveres y muertos vivientes dignos de una pesadilla tétrica de Romero. Sabe cuando mantener una cámara estable y cuando moverla para generarnos esa ansiedad, esas nauseas. Sabe cuando darnos grandes planos generales de insólita belleza para acrecentar esa soledad y desasosiego y cuando darnos primeros planos para atropellarnos con emociones e incluso algún que otro jumpscare bien mentido. Si al fantasía oscura ya bebe mucho del terror, esta cinta lo abraza con fuerza y lo hace parte de esa narrativa para fomentar sus temas.

El final de esta cinta es algo que me ha dado mucho en que pensar, la verdad,  y quizá el único punto regulero de al cinta. Es un climax emotivo, una última despedida de la persona a la que prometió proteger culminada con una venganza agridulce, siniestra y sanguinolenta como solo este mundo podía ofrecer, con un duelo físico visceral pero también atravesando una gruesa barrera psicológica con todo esto. La propia película lo plantea como un triunfo, regalándonos luz y flores por por primera y única vez en la cinta, como queriendo anunciarnos que el protagonista había terminado su trance existencial. Incluso la escena de la flecha donde abandona su alma, simbolizando como la niña deja este mundo para él de una vez pro todas. Por todo esto, ese final tan negativo y repentino, quizás por meter un giro de guión oscuro para mantener el género terrorífico, no me termina de encajar. No obstante, tras un segundo visionado, creo que quizás la clave está en la escena de la flecha y en como yo no la entendí del todo al principio. Quizás es un método de liberación, si, pero también es muy probable que estemos hablando de una liberación en el plano mas personal, en el de dejar de luchar porque ya no hay nada por lo que luchar, ya no hay venganza que perseguir, ya no queda razón para sufrir. Es un final depresivo que probablemente choca más por ese delicado aliento esperanzador que te regala justo antes, aunque tenga sentido con el resto de la cinta. 

En general, es una cinta de fantasía cochambrosa y espeluznante como pocas he visto, que cuenta mucho con muy poco y con una ambientación que logra apasionar. Una maravilla indie que no podéis perderos.

PUNTUACIÓN: 💀💀💀💀💀(sobresaliente)

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