Hablemos de Alien: Resurrección, de Jean-Pierre Jeunet (1997)

 ¡Buenas y fatídicas noches! Hoy vengo aquí a despotricar sobre la cuarta entrega de la saga de alienígenas más conocida (o si no debería de serlo) del mundo. Esta cuarta e infame entrega nos va a llevar un rato, así que empezamos ya, ¿no?


Lo único guay que vamos a ver de esta película es el poster de Tim Clinard que os acabo de poner, ya os lo advierto.

Después de reseñaros, la primera, segunda y tercera entregas de la saga del Xenomorpho, era hora de caer en la cuarta de una vez por todas, por mucho que yo haya tratado de evitarlo. Y es que, si ya os dije que la tercera no era santo de mi devoción, la cuarta es poco más que abyecta. Aunque sigan pudiendo salvarse cosas, se trata de un pequeño horror, o quizás error, no debió existir. 

Toda esta película se ambienta en una especie de estación espacial mucho más predeterminada que la Nostromo, carente de ese ambiente entre los orgánico y lo mecánico con sus pinceladas de sexual que tanto tenía la original. Además, por una incapacidad completa de innovar, deciden revivir a Ripley creando una especie de clon, medio alien-medio humana. Esta decisión únicamente es capaz de salvarse porque Sigourney Weaver le aporta un carisma y una fuerza especial, siguiendo muy acertadamente la línea de tipa fuerte hasta los huevos de todo de Aliens: el regreso, sin lograr la profundidad de la susodicha. 

Aunque el plantel de actores no está nada mal (joder, está el puto Ron Pearlman) ninguno llega a brillar demasiado. De hecho, muchas de las actuaciones se sienten baratas o mal traídas, a pesar de que, de nuevo, cuenta con muchos actores de calidad. La película sigue apostando mucho por el CGI, que nunca terminará de convencerme en esta saga en concreto, aunque también da mucha importancia a los efectos especiales tradicionales cosa que, si bien aprecio, tampoco cuaja. 

Hay algo en el estilo visual de esta cinta que se aleja mucho del de Giger y que era extraño más como si estuvieras viendo otra saga a la que le meten xenomorphos porque si punto de hecho se nota muchísimo en el neonato al vino que meten al final de la cinta y que apenas podría identificarse como parte de la saga. La película no es imbécil, es consciente del legado que tiene detrás y de la necesidad imperiosa de reinventarse. Incluso añade conceptos interesantes, escenas poderosas (como la de la Ripley fallida, medio mutante, y en perpetuo sufrimiento, alrededor de todos esos experimentos horripilantes). Sin embargo, no puede librarse de la larga sombra que la acompaña y, muchas veces, el terror y la tensión son fallidos por basarse en personajes que no nos importan y nos creemos muy poco, escenas que rozan los ridículo (cuando no, simplemente, son poco plausibles dentro de sus circunstancias).

Ripley muy enfadada haciendo cosas de persona enfadada.

Además, la cinta se torna con un ritmo extraño. Tarda en arrancar, mata enseguida al que parece ser el protagonista (¿quizás por miedo a que hiciese sombra Ripley? Cosa que no creo que hubiese llegado a suceder), va dando tumbos en general. Intenta crear tensión con algo oscuro que se está extendiendo por la nave, que no solo incluye a los xenomorphos o a su terrible reina, si no algo más, pero sin llegar a recrear ese sentimiento de las dos entregas originales. 

De nuevo, se nota mucho la intención de crear algo nuevo sin desprestigiar lo antiguo y tratando de arreglar el desaguisado que la tercera fue, pero lo único que se consigue es una cinta confusa y muy poco carismática que prácticamente no consigue crear terror y que no pasa de ser una monster movie cualquiera, con dos o tres escenas muy potentes que casi parecían sacadas de otra película completamente distinta y que son demasiado esporádicas como para salvar un conjunto que falla por todos lados: desde la historia que parece vagar de un punto a otro sin mucho ton ni son hasta actuaciones toscas o dirección de manual que ningún momento parece tratar de hacer algo interesante, de jugar con sus posibilidades y aportar a las sensaciones que el ambiente trata de crear. Las cuales, dicho sea de paso, tampoco son muchas porque la dirección artística que tan cabal es en esta saga aquí se pierde por completo. 

Que feo es el hijo de la grandísima puta

Esto último es algo que no no puedo dejar de remarcar, dado que ni siquiera la tercera cometía. El estilo artístico con el rumbo perdido no deja al final con una cinta que parece más barata de lo que realmente fue y que ni siquiera se siente dentro del mismo universo. Y todo eso es una pena, porque con un presupuesto mejor dirigido y un entendimiento más claro de lo que se pretendía (cosa que no descarto que fueran todo errores de los productores) podríamos estar ante una peli muy sólida con conceptos nuevos y cierto respeto por la original, con unos efectos especiales bastante aceptables. 

Por desgracia, todo queda disperso y al final en todos los puntos falla en mayor o menor medida. Simple y llanamente, es una película que, en mayor o menor medida, erra en todo lo que se propone, dejando un conjunto dañado y digno de obviar.


PUNTUACIÓN: 💀 (mala)

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